Debido a que no hay una superestructura en la cubierta del tjalk Kleine Jager, tiene una vista sin obstáculos en todas las direcciones. Las contraventanas de madera alquitranadas del pasado han dado paso a una cubierta de acero limpia y pintada, pero por lo demás, el velero es auténtico. La cubierta es espaciosa y hay espacio suficiente para todos: cómodos juntos en la cabina del piloto o estirados en la cubierta al sol.

Cuando baja las escaleras, entra en la luminosa y espaciosa sala de día. El interior está construido en estilo escandinavo con mucho pino lacado transparente y colores claros. Hay una cocina abierta con una estufa grande. Aquí encontrarás todos los utensilios de cocina que puedas necesitar, una gran encimera, una placa de 6 fuegos y dos fregaderos con agua corriente fría y caliente. Hay dos refrigeradores a bordo para productos frescos y bebidas. Hay dos grandes mesas de comedor para sentarse y comer. En el otro lado de la sala de día comienza el pasillo que conduce a las cinco cabinas para dormir, el baño y la ducha.  

 

Como en el pasado, este barco de fondo plano no se gobierna con un volante, sino con un casco de madera. Es una experiencia especial conducir un velero tan grande con las manos alrededor de la madera del casco a través de las olas. Cuando el tjalk esté bien recortado, ¡guíalo con tu dedo meñique! Ya sea que navegue por el mar de Wadden, el IJsselmeer o por Frisia, siempre podrá disfrutarlo. La seguridad es lo primero, por supuesto. Por tanto, el patrón presta mucha atención a explicar cómo manejar el aparejo, las trampas y los tiros.  

 

La navegación activa es ciertamente apreciada, porque muchas manos facilitan el trabajo. Puede contar con la tripulación para que se familiarice con el velero Kleine Jager de una manera agradable. La experiencia de navegación no es necesaria para navegar activamente. El tjalk está equipado con una barandilla alta con bordes laterales de madera para que también ofrezca una buena protección para los niños pequeños. Un barco familiar por excelencia, entonces. En las playas de Terschelling y Vlieland, o un fin de semana en un banco de arena, todo es posible.